Cambios anatómicos y fisiológicos de los pechos

Durante el embarazo, los pechos experimentan cambios significativos tanto en su anatomía como en su fisiología para prepararse para la lactancia.

En el primer trimestre, como respuesta al aumento de los niveles de estrógeno, el sistema de conductos mamarios se expande y se ramifica en el tejido adiposo. Este aumento en los niveles de estrógeno promueve la proliferación y elongación de los conductos mamarios, al tiempo que disminuye el tejido adiposo. Además, esta hormona estimula la glándula pituitaria para producir más prolactina, una hormona clave en la síntesis de la leche humana.

Al mismo tiempo, la areola se oscurece y las glándulas de Montgomery aumentan de tamaño. Estas glándulas, ubicadas en la areola, secretan un lubricante para la piel del complejo pezón-areola y producen un olor característico que guía al recién nacido hacia el pecho.

Hacia la semana 20 de gestación, las glándulas mamarias están lo suficientemente desarrolladas como para producir leche. Sin embargo, durante el embarazo, debido a los altos niveles de estrógeno y progesterona, la producción de leche está inhibida, aunque se produce precalostro y calostro durante el último trimestre del embarazo.

Después del nacimiento del bebé y el alumbramiento de la placenta, los niveles de estrógeno y progesterona disminuyen, lo que permite que la prolactina comience a sintetizar la leche en las células alveolares. Aproximadamente 48-72 horas después del parto, la madre experimenta la bajada de la leche.

Los cambios en el tamaño de los pechos y en el tamaño y la forma de los pezones varían entre las mujeres. Durante el embarazo, muchos pezones experimentan un cambio gradual en su textura, volviéndose más elásticos. Esto facilita que una mayor porción del complejo pezón-areola y del tejido mamario ingrese a la boca del bebé, permitiendo un mejor acoplamiento durante la lactancia. Aunque algunos pezones pueden no lograr esta elasticidad durante este período, aún así es posible amamantar con un buen agarre al pecho. Estas variaciones son características individuales que pueden facilitar o no la lactancia en algunos casos, pero no determinan la capacidad de amamantar, ya que el agarre al pecho implica su acoplamiento con el tejido mamario circundante.