Angelina Perna Chaux, IBCLC.

El temor de toda mujer cuando nace su bebé es el de no producir suficiente leche. Gran parte de esa desconfianza con la que nos predisponemos se origina en nuestro núcleo familiar y en la sociedad, cuando los mitos y las falsas creencias afectan nuestra confianza para dar el pecho.

Somos mamíferos y lo que nos asemeja unos a los otros es que tenemos glándula mamaria productora de leche para alimentar a nuestras crías hasta que puedan valerse por sí mismas.  ¿Por qué ellos si pueden amamantar y nosotras, en cambio estamos inundadas de dudas e inseguridades?

Los problemas reales de la baja producción de leche se relacionan con situaciones que van desde una pobre estimulación de la glándula, que generalmente es reversible, hasta condiciones fisiológicas, hormonales o quirúrgicas de consideración, provocando así lo que se conoce como hipogalactia.  Solo un porcentaje extremadamente pequeño de mujeres, realmente no puede amamantar de manera exclusiva.

El resto podemos producir leche, sin embargo, esto se acompaña de la correcta información, la estimulación adecuada de la glándula y la lactancia a libre demanda. En el caso contrario, se da ese inmenso porcentaje de mujeres que no lograron su objetivo.

¿Qué debo saber acerca de la bajada de la leche?

Antes de todo, debemos saber y entender que cuando nace un bebé y se desprende la placenta, enseguida se activan las hormonas involucradas en el proceso de la producción de leche. Primero se produce el calostro, luego la leche de transición y finaliza con la leche madura, rica en macronutrientes y micronutrientes ideales para alimentar al bebé hasta su destete natural.

“La leche materna se caracteriza por ser un fluido dinámico con capacidad de adaptarse según las necesidades del bebé.”

El calostro es la misma leche, solo que las concentraciones de nutrientes, compuestos bioactivos e inmunoglobulinas, difieren: está diseñado para abastecer las demandas del recién nacido. Este se secreta desde el día uno hasta los próximos 3 a 7 días, y su poco volumen es suficiente para el lactante y su pequeño estómago.

Lo que se conoce como la bajada de la leche (o subida de la leche) es cuando ocurre ese cambio del calostro a la leche de transición y ocurre entre el 3-4 día, aunque puede ser antes o después. Las mujeres sentimos mucha sensibilidad, aumento de tamaño y calor en los pechos. Se tiene la falsa sensación de que hay bastante leche dentro, si bien la realidad es que hay un aumento de la vascularización que hace parte de la preparación de los pechos para dar arranque a la producción.

¿Qué hacer para que me “baje la leche”?

No hay mucho que hacer para que la leche baje más rápido, aunque sí es importante tener en cuenta que la lactancia siempre es a libre demanda y que si se lleva a cabo como tal se evita la pérdida excesiva de peso del bebé, en el caso que “la bajada” ocurra días más tarde.

Como ya mencioné, la bajada de la leche viene acompañada de la correcta estimulación de la glándula; y esta se adquiere desde una posición adecuada del bebé, la postura cómoda de la mamá, el agarre correcto del bebé hasta evitar chupos y teteros, y lo que es más importante, una lactancia a libre demanda.

En caso de que presenten indicios de una ingurgitación mamaria, es decir esa sensación de lo pechos llenos y duros a explotar, se debe realizar masaje y hacer presión del seno con las yemas de los dedos hacia el tórax. Esto ayudará a drenar líquidos a través de los ganglios linfáticos.

“La cantidad de leche que se producirá es fruto de la succión del bebé, las frecuencias de las tomas y las necesidades alimenticias. Entre más la succión haga el bebé, mas leche se producirá, sin embargo, no significa que baje más rápido.”

¿Qué debo tener en cuenta?

“No hacer caso a los mitos porque se puede perturbar ese inicio que es tan importante para el futuro de la lactancia.”

Solo con saber que los bebés tienen altas demandas las primeras semanas, que la producción de leche aumenta de manera gradual, que la capacidad gástrica del bebé es pequeña, que la leche materna es altamente digerible y por eso su saciedad es menor, y que su permanecía en el pecho lo que hace es aumentar la producción poco a poco, entenderíamos desde un principio de sus necesidades innatas.

Todo bebé debe ser alimentado justo después del parto, sea cual sea su modo, o por mucho a los siguientes minutos. En pocas palabras,

“La hora mágica después del nacimiento es crucial para dar inicio a la lactancia con pie derecho.”

Es importante armarse de paciencia, de información y buscar el apoyo en caso que sea necesario, desde un principio.